sábado, 30 de abril de 2016
lunes, 11 de enero de 2016
Pensamientos de Verano
Pensamientos de Verano
Prólogo
Lo que está a punto de leer es un compendio de cuestiones, de frases desligadas que en una especie de orden adquirieron sentido. Siéntase libre de odiar este trabajo, pues ni yo se en que se convirtió luego del segundo verso (el único a medio formar en mi cabeza); pero así es la vida, una espiral que desciende (o asciende) cargada de vicisitudes y que solo tiene sentido para quien la vive.
I
Las hojas de las copas de los árboles silban una canción mística, llena de vida, llena de gozo
Mi alma escucha atenta los sonidos que la rodean; la tos de mi madre, el viento que corre por entre las copas de los árboles, las risas de los niños, los ladridos de los perros, los gritos de las vecinas
Impaciente mi cuerpo se convulsiona en la cama, dando la bienvenida a un nuevo día, justo cuando me rozan los primeros rayos del sol, aquellos que percibo de manera consciente
Y así me encuentro descendiendo por la espiral que trae el día
II
Voraces caníbales buscando el sustento en las fobias suburbanas, el miedo a las tetas caídas y las panzas flojas
Bautizos en aguas color tornasol, subproducto del metabolismo de las ciudades postmodernas, donde las tiendas y los tragos nos asfixian, pues la moda nos gobierna
En los baños de los clubes se escuchan las fuertes inhalaciones de los pases que van subiendo, mientras en la puerta más próxima alguien vuelca el contenido de un cuerpo intoxicado sobre aquel trono frío de porcelana
Vivimos con miedo, con el constante miedo de no querer caer en las fauces de esta bestia llamada conformidad
III
Me reencuentro en el baño buscando figuras en los patrones de los azulejos, un diablo, una chicha, un bufón, a mí mismo
Los escucho, los autos corriendo a alta velocidad en la calle del frente, perturbando el sonido de aquel viento que vuela en el firmamento celestial
Me muerdo los labios y dejo salir un poco de la ira que ha encontrado su nicho dentro de mí, una carga sobrecogedora, tan pesada y tan caliente como una pelota de hierro
La locura se apodera de mis extremidades, componiendo una danza cuasi epiléptica llena de rabia, tan violenta, tan fuerte, tan poderosa
Alabanzas a la furia, a la muerte, a aquel polo opuesto a la vida, a lo negro, a lo oscuro, a lo perturbado
IV
Continua el descenso y lo único que encuentro es paz, una sensación de tranquilidad absoluta, posee mi cuerpo y lo envuelve como una tela suave
Me encuentro flotando en el centro de una gran extensión de agua salada, bajo el sol de medio día, siento el calor, la piel secándose y las brazas en los ojos
En la oscuridad miro con claridad recuerdos que creía perdidos; escucho voces que parecían distantes, escucho la música del fin
Trompetas, tambores, violines y cascos de caballos que galopan sin ninguna rienda que los limite
V
Los planes se han orquestado una y otra vez, escenarios muy bien ensayados en la mente de aquel quien debe mantener un orden específico
Las risas, parte del guión. El llanto, parte del guión. Los besos, parte del guión. El cariño, parte del guión.
Miro a las madres con sus hijos, algo natural de la vida. Y me alejo pensando
Camino por las calles de la ciudad intranquilo, con pavor frente a aquello que pueda aparecer al doblar la esquina, ante aquello que pueda clavar sus garras en mi alma
VI
Le grito a la puerta, siento como la garganta me queda roja por dentro
Cierro los ojos y me dejo ir, que la música me lleve donde mejor parezca, al cielo o al infierno
La luz diáfana envuelve el cuarto, las motas de polvo flotan con gracia perfecta en los espacios vacíos
El cuerpo inmóvil, la escena del crimen y un tinte sepulcral espectacular, hace que los escalofríos bajen por la espina dorsal
VII
La victoria, la gracia, la luz, el cierre
Coros angelicales, la calma antes de la tormenta
¿Cómo esperas que no mire atrás? Por aquello que más ansío en lo más profundo de mi corazón
Tan cerca del sol, el calor... Me quema, me enceguece... Y ¡Taz! La Caída
VIII
Con los huesos doloridos me levanto, me quito la ropa y me despierto de mí mismo
Los ojos pasean por el paisaje que se les provee, examinan con detalle las formas, los contornos, los colores, las sombras, la luz
La muerte se aproxima, está al salir de casa, al salir de la villa, al salir de la capital. La muerte se aproxima y viene por mí
Escucho otra canción, con aires colmados del perfume de las hojas de menta, con ira roja de Marte
IX
Lo salvaje, lo contestatario, lo que vive dentro de todos; se levanta, con ganas de salir a cazar
La belleza de lo animal, de la tierra, de los sabores frescos del verano tropical
En un éxtasis paradisíaco nos fuimos a encontrar, dos cuerpos frente a frente, en las formas más complejas nos comunicamos hasta que el mensaje fue fluido
Limpiándonos, expiando nuestros pecados desde la doctrina del cuerpo
X
La complacencia, la diligencia, el relamerse de dedos, uno de los peores pecados, casi tan grave como la vanidad
El veneno ponzoñoso que corre por las venas de los seres con lenguas viperinas que no vacilan en morder cuando tienen la oportunidad y de sonreír cuando requieren de una cuartada
Cuerpos febriles, calientes debido a lo terrible que se les hace aguantar el ritmo de la vida banal. Que terrible es no poder decir que no, que terrible es no poder decir que sí
Movimientos torpes, risas torpes, frases torpes, decisiones estúpidas. Todo esto pasada la media noche, con los tragos adentro del cuerpo y la calma perdida en medio de la noche
XI
Con la cabeza del león en sus manos el héroe culmina su viaje, mientras tanto la dentadura del dragón se pudre en la historia
Los ciervos salvajes hacen caravanas en la oscuridad, celebrando un gran festín a los dioses ocultos
Se alza lo que muerto está, pues no puede morir. Cargando huargos extintos por la tinta violenta y furiosa
¡Que las arañas los acaben a todos, que los dejen bien tiesos!
Se alza lo que muerto está, pues no puede morir. Cargando huargos extintos por la tinta violenta y furiosa
¡Que las arañas los acaben a todos, que los dejen bien tiesos!
XII
Así con las patas puestas en lo frío de la pared, para mejorar la circulación, me encuentro contemplando el techo de mi cuarto
Dando vueltas en mi cabeza con música anglo al fondo
Me río solo, los payasos viven para endulzar la existencia
Con la mandíbula rota, con los brazos llenos de moretones, con las alas desplumadas, con la vida escapándose con cada exhalación del humo de mi cigarrillo. Así llega el fin.
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